Si existe algo que pueda describir la realidad en términos visuales esto puede ser la fotografía digital. La misma que roba los detalles de una situación instantánea que es susceptible de dispararse hasta los límites de la exposición flagrante de lo infraleve, aquello que Duchamp denotaba en el halo de la presencia sintomática de algún ser vivo que ha dejado prueba de su paso por algún evento.
Estos mismos seres humanos son capaces de recomponer y de reobservar los objetos hasta configurarlos exactamente como (listos –para hacerse – estéticamente contemplables en un frenesí del polisémicas significaciones.
Este trabajo constante recupera la esencia de lo que llamo Gabriel Orozco la creación de un momento estético entregado al límite de lo comprensible y observable en una imagen aparentemente común y corriente.
Contrastes que hacen emerger formas y contrastes no tan claros ni de lugar común, espacios para reposar el trabajo cerebral en medio de acciones artísticas listas – para hacerse presentes.
